Todos somos humanos (pero algunos más que otros...)

Al igual que hay gente hipocondríaca que cree que tiene o tendrá todas las enfermedades habidas y por haber, somos muchísimos más los que estamos en el otro extremo: es decir, la mayoría de nosotros creemos que todas las desgracias, pérdidas, enfermedades, etc. únicamente les pasan a otros menos listos, menos jóvenes, menos guapos y menos "sanos" que nosotros...

Ya, ya sé que en muchas noticias se dice eso de que "nos podría pasar a cualquiera", pero, sinceramente, yo creo que la mayoría de nosotros, creemos en nuestro fuero interno que le pasará a cualquiera antes que a nosotros. Quién sabe, quizá esto no sea más que un mecanismo de autodefensa que tenemos las personas para seguir adelante en esta vida sin sentirnos constantemente aterrorizados.

La cuestión es que todos vamos por la vida creyendo que tenemos una especie de coraza de inmunidad ante las desgracias, y por eso hay gente que aún se asombra cuando en su entorno cercano alguien cae enfermo o sufre alguna desgracia y, estupefactos, te hacen comentarios como: "Pues mi tía Pepita tiene cáncer, y ¿cómo puede ser? Si sólo come cosas sanas, a la plancha, no comete excesos, etc. Es imposible".

Ya, es que esa es otra, cuando se recomienda que se lleve una vida saludable a nivel de alimentación, etc. para intentar prevenir o paliar en lo posible potenciales achaques o enfermedades, la gente entiende que hay una relación directa de causa-efecto entre ambas cosas. O sea, si bebes, fumas, comes grasas y azúcar, tendrás irremediablemente cáncer (entre otras cosas, pero hablo del cáncer porque es el fantasma que más miedo nos da últimamente). Y por el contrario, si no tomas alcohol, ni fumas, comes verdura y fruta y haces deporte, no tendrás ninguna enfermedad y vivirás muchos años, pudiendo llegar a ser incluso inmortal.

Por eso, con el devenir de los años, que ni siquiera hace falta que sean tantos, sino llegando simplemente a la treintena, empiezas a sentir ciertos síntomas con los que tu cuerpo emite un sonoro ¡JA! y te recuerda que a partir de ahora irás cuesta abajo y sin frenos.

Sé que nos cuesta asumirlo, pero en realidad, siendo como somos humanos, somos falibles, frágiles... y hasta mortales.

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